jueves, 22 de mayo de 2008

¿Y, tú que piensas?


De pronto lo despiden de su empleo. La gente se hace a un lado y sólo queda usted, sumido en la invalidez y en la soledad, aislado del mundo y rodeado por miradas ajenas que lo desprecian.
Así se sienten, y así son tratados millones de personas que sufren algún tipo de discapacidad.

La discriminación hacia estas personas es un mal mundial, que no distingue raza, nación ni religión. El temor a lo "distinto" genera rechazo, y por ende exclusión social. Se tiende a considerar a todo lo bueno y normal como "humano" y a lo raro o distinto, como "In-Humano".
Pues hoy vivimos bajo el yugo de la "cultura de la imagen", donde lo fútil y la venalidad son banderas de un mundo, cuyos valores morales y de sociabilidad están en decadencia.
Hoy prima el individualismo, la supervivencia del más apto.
En suma, vivimos en un mundo construido por falacias, vacío de solidaridad y confraternidad.
Actualmente, alrededor del 10% de la población mundial padece algún tipo de discapacidad. Según la O.M.S., para el ano 2000 se calcula que casi 600 millones de adolescentes discapacitados coexistirán en el mundo. Sin embargo, la realidad de estas personas nos demuestra que en tanto sean considerados "distintos", jamás podrán tener igualdad de posibilidades.
El desinterés por parte de entidades publicas no solo pone de manifiesto la ineficacia de estos organismos sino también, la discriminación encubierta.
La burocracia es otro de los males que desalienta, no solo a estas personas, sino también a sus familias, quienes por estas y otras circunstancias, tienen que doblegar el valor, el bolsillo y la paciencia.

Por otra parte, la actitud mercantilista de algunos sistemas de medicina privada, junto con las obras sociales es otra muestra del desinterés y el desprecio por esta problemática.
Pues este tipo de pacientes, requiere de una atención particular. Es decir, mayor dedicación por parte de los profesionales de la medicina, aunque esta actividad no sea en extremo rentable, de acuerdo a las leyes del mercado...
El actual desconocimiento sobre la discapacidad, en muchos ámbitos de la salud revela la inexistencia de antecedentes sobre el tema. Y más aún, en el campo de la odontología.
Esta tarea requiere de un abordaje interdisciplinario, que integre la odontología, la medicina, la psicología y la educación, junto a otras ramas auxiliares de la salud.
Pero ante todo, es necesario erradicar un mundo de prejuicios.
Cada profesional que se encuentra con un paciente discapacitado se enfrenta ante una problemática desconocida que a priori, produce rechazo y temor. Por eso, es fundamental hacer un cambio profundo de mentalidad, que involucre a toda la sociedad. Y esto se logra mediante campañas efectivas de publicidad, las cuales además de referirse a tratamientos específicos odontológicos, hagan incapié en lo más importante: La Prevención.

Pocas personas dedican extremos cuidados a su salud bucal. Ignoran que son víctimas de una pandemia; la caries. Pues esta es una enfermedad tan o más común y propagada que la gripe.
En el caso de los discapacitados, el deterioro de la salud oral también revela una falla en la Atención Primaria Odontológica, ya que ella se dirige hacia los tratamientos rehabilitadores y curativos, y en menor grado, hacia los preventivos.
Ahora bien, el éxito de todo tratamiento odontológico depende no sólo del profesional, sino también de los padres. Muchas veces ocurre que en la atención, los padres vuelcan sus propias frustraciones, miedos y ansiedades. Es por esta razón que el odontólogo deberá tomar en cuenta estos factores, junto con otros profesionales, ya que serán administradores, y responsables de la efectividad del tratamiento.
Sólo cuando la sociedad haya dejado de lado los prejuicios, comenzaremos a entender que toda patología que produzca una discapacidad en el ser humano tiene como común denominador a la discriminación, cuyo origen no es orgánico, sino " humano".

Discriminación hacia los minusválidos

Si bien en todas las sociedades existen discapacitados, es casi evidente que las carencias económicas extendidas en amplios sectores de nuestro país contribuyen a multiplicar el número de personas con discapacidad y, al mismo tiempo, hace más difícil su plena inserción en el mundo educativo y laboral.
A partir de estos hechos debemos empezar a cambiar de actitud. Las personas con discapacidad no sólo son seres humanos con los mismos derechos que el resto de los ciudadanos, sino que también en gran parte son individuos que están en capacidad de contribuir con el desarrollo del país, gracias a sus talentos, que muchas veces no se utilizan por actitudes prejuiciosas de educadores o empleadores.
Se trata entonces de iniciar un cambio de actitud, de dejar de lado esos prejuicios que conducen a la discriminación y la exclusión, con lo cual creamos un problema social a partir de nuestra incapacidad para apreciar situaciones de este tipo con serena objetividad.
Estudios efectuados en el Perú y el extranjero nos muestran que existen discapacitados que tienen, en ciertas actividades, un rendimiento laboral superior al promedio de las personas que carecen de discapacidad.
Debemos, por tanto, mostrar al país la diferencia entre prejuicio y realidad. En esa tarea juegan una función muy importante los medios de comunicación. En efecto, hay instituciones del sector público y privado que hace años contratan a discapacitados, con lo cual efectúan una labor positiva desde el punto de vista humano y moral. Sin embargo, para que una tarea de esta naturaleza tenga efectos sociales es fundamental que la conozcan amplios sectores de la opinión pública.
Así que es importante considerar:
  • La gran mayoría de los discapacitados
    se siente discriminada.
  • La discriminación se manifiesta en menores
    oportunidades de trabajo y educación.
  • La discriminación se da en la familia y
    en el mercado laboral.

Bueno, y después de todo este rollo ¿¿ y tú que piensas??

2 comentarios:

Antonio dijo...

Todo esto se da por la mal informacion que existe desde el nucleo familiar. si desde ahi hay discriminacion que esperamos de la sociedad en genera. en la actualidad hemos perdido mucho valores y sumale que en las escuelas no se considera estos aspecto vamos a seguir igual debemos hacer cambio des de la familia y poco apoco consientizando a la gente.

Anónimo dijo...

Visto Bueno
Atte.
Adrián Martínez peñaloza